sábado, 22 de marzo de 2014

La cruzada pseudointelectual contra el comercial de póker

Nota antes de empezar:

Me gustaría anotar por qué me atrevo a hablar acerca de la cruzada emprendida contra el comercial de Bavaria por parte de élites con ínfulas de eruditos:

Como un atrevido profano en el mundo de la literatura y persona a quien no le gusta la cerveza (su sabor me desagrada y mi organismo la rechaza), en mis comienzos también fui parte de esa moda o síndrome del pseudointelectual; me creía el único lector de mi contexto, el más incomprendido capacitado en valorar lo hermoso de los libros, el único que con mi disgusto por la cerveza vencía esa ignorancia consumista que padecen los que se la pasan bebiendo y no leían lo mismo que yo o empezaban, como yo quería y hacía, a presumir de lo que leían vía Facebook; publicando fragmentos de libros descontextualizados o adjudicando citas sin veracidad de personajes del mundo de la literatura, haciendo el ridículo con unos delirios de grandeza cultural que inflan el ego de cualquiera con baja autoestima o que vive de vanagloriarse.

Esto lo dejé después de empezar a ver esa actitud con los demás por parte idiotas que asumían que los que no vivían de presumir sobre lo que leían o escribían, y eran gustosos de disfrutar del alcohol, eran ignorantes incapaces de deleitarse horas y horas de los mundos y posibilidades alojados en los libros, ante estas actitudes me vi reflejado en eso y preferí desistir para no matar mi dignidad.

Ya no necesitaba alimentar mi autoestima siendo un pretencioso ante el resto, al contrario me hice más discreto y dejé de hablar de ello ante los demás, le di paso al silencio, y aprendí que subestimar a la gente solo porque no hace lo que yo, en este caso leer constantemente y no consumir licor, considerándola de un nivel cultural inferior al mío debido a esto, es digno de una basura colectivista, cosa que iba en mi contra ya que mi camino estaba en la defensa de los individuos.

También aprendí que muchos de esos pendejazos que se creen asiduos lectores, puros y anticonsumistas no pasan de lo predecible en la literatura: El sobrevalorado de Gabo, el idiota de Coelho, otro sobrevalorado como Vallejo, el magufo de Osho, entre muchos autores y textos irrisorios, cosa que si Bukowski hubiese estado vivo apoyaría el exterminio de tanta basura pseudointelectual con delirios de superioridad en este país.

Hasta ahí queda claro que estuve en ese bando tan mediocre y no me lo voy perdonar nunca, pero me sirvió para entender a esa gentuza, por ejemplo, para estos casos.

A lo que vinimos:

El comercial de cerveza póker causó una tormenta de arena de nuestros queridos eruditos y sabios cultores de la literatura (eso se creen), al parecer la presión llegó hasta un punto en que llevó a la empresa Bavaria a ceder y caer en la autocensura, además de que pidieron disculpas, mediante su vicepresidente. Lo que veo ahí es que la empresa es muy noble o no quiere perder clientes (lógico) y sacan su lado humano pidiendo disculpas y censurándose, bonito, pero si hubiera sido por una buena causa, no la berrieta un ejército de colectivistas que se convirtió en censura.



La empresa no debió ceder a la censura, para empezar los editores, otros que buscan lucro, se indignaron por conveniencia, se sintieron aludidos porque su negocio se vio atacado, no me les voy a creer esa demagogia pro lectura sacada de una fantasía filantrópica, por lo que ese show no es nada de buena fe por ese lado, acá viven es de los negocios, y el de los textos no es la excepción.

Por otro lado el colectivismo ridículo que exige no tomar cerveza, y más bien poner sí leer, es algo execrable, a mí nadie me impone si debo leer o tomar, lo hago cuando se me dé la gana, y por lo mismo no obligo a nadie a hacerlo, a esto, viendo el polémico comercial no observé ninguna imposición por la cerveza ni el desprecio por los libros, vi un comercial en favor de una marca de cerveza buscando dar a conocer su negocio, como las editoriales jalan para su lado en los negocios, por algo la Revista Arcadia, La Madriguera del conejo y Diente de León también cobran como todos unos burgueses capitalistas a sus consumidores.

Entonces, ya que el comercial no fomenta la quema libros, no hace alusión a la destrucción de la literatura, no viola las normas y no hace sino hacerle  propaganda a un tipo de cerveza, no hay motivo alguno para censurar, por esto la empresa no debió ceder y la tormenta generada por los censuradores no se puede tomar en serio.


Desde mi punto de vista, como lector, no necesito que un montón de élites y negocios se indignen por mí, yo que busco libros gratis por internet y voy a las bibliotecas públicas, me puedo defender solo en mi calidad de persona con gusto por cierto tipo de literatura, y hasta ahora no me siento vulnerado por Bavaria, lo que sí me preocupa es que un montón de potenciales censuradores y dictadorzuelos, que se creen los ilustrados del país, están ganando terreno para cagarse en las libertades y derechos (cosa que no es rara en este país), algo desagradable, ya que lo ideal es fomentar la lectura en los demás de manera libre, autónoma e individual, ergo, mostrando el mundo de la lectura como un lugar amplio al que se llega con curiosidad y gusto, en lugar de manera coercitiva y tratando al que es poco lector entre peor de lo peor, cosa que hasta tiene tintes clasistas, cagándose en el proceso individual que tiene cada persona de empaparse de los libros y deleitarse con estos.

Siguiendo con la tormenta de arena, para resumirla, no es más que un espectáculo por parte de esa gente para presumir ante los demás sobre ese tema, esos cuentos de que es una batalla por una sociedad con cultura lectora no se lo cree nadie, por lo menos en mi caso no caigo en esa mentira. Si quieren que el negocio de los libros prospere, junto con el gobierno, bájenle al precio de los textos (culpa no es de nosotros los de pocos recursos, ni de la cerveza, que cuesten tanto), hagan propaganda como lo hacen otras empresas para sus productos, pero no jueguen a la inquisición, ya es suficiente con la Procuraduría como para saber de más persecuciones.

Otra cosa es si queremos que la gente se interese por la lectura en este país de mierda, pues eso con que el gobierno la fomente, la divulgue en centros culturales sembrando la curiosidad, con que los docentes no sean sacados del medioevo con una actitud autoritaria rechazando el que el estudiante proponga un libro distinto o guste de otro, que la sociedad no viva adulando escritores solo por chovinismo ridículo (porque son colombianos entonces son lo mejor), al contrario que le abra paso a la genialidad de tantos extranjeros, que la educación vaya de la mano con la literatura, todo eso ya es una labor seria, una tarea que va más allá de presunción y colectivismo inútil como el que emprendieron contra el comercial.

Ya para terminar le diría a los cruzados e inquisidores: ¡¡¡Jódanse!!!

Lo digo en calidad de fanático de la lectura lovecraftiana, el estilo bukowskiano, la ciencia ficción y parte de la poesía, que además mi primera borrachera fue con unas póker, y no la pasé para nada mal ya que la conversación fue sobre libros e historia, con gente de mi agrado, porque aunque no me gusta mucho la cerveza, cuando decido y decidí beber fue a voluntad propia, lo mismo para cuando decidí empezar a escrutar en el mundo de la lectura fue a voluntad propia sin llorones pretenciosos y censuradores con superioridad intelectual diciéndome que está bien y qué no.